Los ojos
de un cazador son muy importantes, le permiten distinguir a su presa a metros
de distancia en la espesura de un bosque, atisbar con claridad los movimientos
del animal e intuir cuál será el siguiente. Anticiparse para apuntar, tensar el
arco, disparar con suavidad y lograr su trofeo. Y ocurre lo mismo con un
director de cine. Sus ojos son su mejor aliado para fijarse en cada detalle
tras la lente de su óptica, inmortalizar el temperamento de sus personajes en
gestos, palabras, y así cazar la esencia de una buena historia que transmitir
al público.
Ése es
Guillermo Arriaga, un verdadero cazador de historias, un escritor y director de
mirada profunda, serena y que siempre tiene claro que lo importante es tener
algo bueno que contarle al espectador, sin mayores pretensiones. Y con esa
clarividencia está tratando de tomarle el “pulso al mundo”, como llama a su
proyecto de retratar la sociedad globalizada en cuatro películas segmentadas que
versarán sobre temas complejos como religión, sexo, política y sustancias. Ya
tiene terminado el primero, Words with
Gods, un trabajo en el que ha contado con la participación de ocho
directores que han rodado cortometrajes sobre su propia religión, con sus
personales miradas. Nombres como Álex de la Iglesia, Emir Kusturica, Warwick
Norton, Bahman Ghobadi, Mira Nair… y con la participación de Mario Vargas
Llosa.
Pero en
ese ir y venir de este director mexicano por el mundo ha tenido tiempo de cazar
otra bonita historia ambientada en Río de Janeiro para el proyecto que reúne a
varios directores bajo el título Río, eu
te amo. Guillermo Arriaga nos cuenta a Gentleman
en exclusiva lo apasionado que es de esta megalópolis brasileña y nos habla del
proyecto que le tiene completamente satisfecho, de su cara a cara con las
religiones y de la necesidad que siente de profundizar en los otros grandes
temas. Arriaga ya tiene sus flechas bien dispuestas a hacer diana en lo más
hondo de nuestras conciencias.
-
Estamos
esperando ver Words with Gods… ¿Cómo nació la idea de hacer una película de
religiones desde el prisma de una persona atea como eres tú?
Yo creo que el concepto de religión es importante en la sociedad
contemporánea. Creo que era importante abordarlo desde el punto de vista del
cine porque rara vez se aborda. A mí me preocupa como hombre contemporáneo,
independientemente de mis creencias, que la religión, las creencias sea lo que
nos está separando unos de otros, que sea causa de muerte y dolor, cuando se
supone que debe ser causa de esperanza, alegría y reencuentro. Yo crecí junto a
gente demasiado religiosa - no mi familia-
pero sí en ciertos grupos que se burlan automáticamente del que no es
creyente como ellos. A partir de esas agresiones que he tenido pensé que hacer
una película de religión sería interesante para encontrar un punto de
encuentro.
-
Tratándose un
tema así, ¿pretendía ser irreverente?
-
No, no, no, al
contrario. Quiero ser respetuoso. La religión no es para ser irreverente, en
estos momentos no.
- De hecho, se suele decir que con amigos no hables ni de política ni de
religión… ¿no te enseñaron eso?
-
Exacto, por eso,
no hay que hablar ni de política, ni de religión, ni de sexo. Peo hay que
hablarlo porque aquí está. Antes eran temas más lejanos pero hoy hay que
hablarlos y hacer un esfuerzo para entendernos. Quiero que estas películas
sirvan para que la gente vea un mundo distinto.
-
¿Estamos en el
momento de sacar una película así?
-
Estamos en un
momento para que sea una película que nos una. El 2015 será el año de la
tolerancia religiosa según la ONU, entonces creo que es un buen preámbulo para
esta discusión. Yo no tengo nada en contra del que piensa distinto a mí y espero
que el que piensa distinto a mi no me vea como un enemigo. No soy su
adversario. De eso se trata, de crear puentes, no de quemarlos.
-
Parece que nos
estamos tomando demasiado en serio la religión y están naciendo muchos más
fundamentalismos religiosos…
-
Creo que la
religión siempre se ha tomado en serio y debe tomarse en serio pues es la
creencia íntima de un ser humano, la creencia por la cual se explica el mundo.
Lo que creo es que esa seriedad no debe impedir entender lo que el otro piensa.
Creo que esa seriedad debe ser abierta y abrir puentes. No se puede convencer a
nadie de que sea de tu religión a la fuerza, por más que lo intenten varios
grupos.
-
¿Ha cambiado tu
punto de vista o tu concepción de la religión?
-
En absoluto, no
está en mis genes, ni en mi cultura. Nunca me eduqué en la religión, nunca oí
sobre ella y eso no cambia. Lo que sí me cambia, me confirma la necesidad de
respetarnos los unos a los otros, que es una idea fundamental en esta película.
Dios no debe ser un pretexto para el enojo de nadie. Si algo me gusta de este
cambio papal, por ejemplo, (porque los otros me parecieron horrorosos) es que el
papa Francisco está entendiendo de qué se tratan las cosas. Él mismo dijo:
queremos ser el hospital pegado al campo de guerra donde los heridos vengan a
ser curados, no a ser juzgados. Esa debe ser la posición de todas las
religiones.
- ¿Cómo ha sido el
proceso de contactar a estos ocho grandes directores para que hablaran sobre su
propia religión?
-
Lo más interesante
del proceso es que invité a directores que admiro, o amigos a los que admiro.
Entonces les dije: oye, me encantaría que estuvieras en este proyecto… Pero fue
muy difícil coordinar agendas y fue aún más difícil encontrar creyentes. La
mayor parte de los cineastas no son creyentes. Yo quería gente que realmente
creyera o hubiera una cercanía cultural fuerte con lo que estaban
experimentando en sus historias. Hicieron trabajos de verdad muy buenos. Estoy
muy contento con el trabajo, las visiones de cada quien son comprometidas… sí
se esforzaron por hacer un gran trabajo y eso me tiene muy contento. No hubo un
director que simplemente quisiera sacar el trabajo y dijera adiós… ahora sí que
como se dice en México “se rompieron la
madre”.
-
¿Les tuviste que
dar muchas indicaciones de tu idea del proyecto?
-
Tuvimos un
diálogo y discutíamos mucho lo que iban a filmar sobre todo la parte escrita.
Hay escritores con los que se puede hablar más que con otros pero siempre hay
que ser muy respetuoso, sobre todo con un doble ganador de la Palma de Oro como
Emir Kustorica, una ganadora del Óscar como Mira Nair, Álex de la Iglesia,
ganador del premio a mejor director en el Festival de Venecia… Todos estos
directores son ganadores de algún premio importante, son gente de mucho
prestigio. Sin embargo, aún siendo respetuoso, hay que tener muy claro que este
es un largometraje que tengo que balancear, y presentar algo con visión de
conjunto. En darle unidad narrativa a todo también participó un Premio Nobel
como Mario Vargas Llosa. De verdad que estoy muy contento con el trabajo.
-
¿Alguna de las
miradas de los directores le sorprendió especialmente?
-
Todos me
sorprendieron sin lugar a dudas. Hubo mucha gente involucrada en este trabajo,
fue un esfuerzo gigante. Estoy muy sorprendido con el resultado, hay obras
maestras.
-
¿Se esperaba el
rechazo del mundo del cine para incluir esta película en los festivales y los
circuitos comerciales?
-
No creo que sea
eso. Los festivales tienen sus propias agendas estéticas, políticas y sociales.
No creo que sea por la calidad de mi proyecto. Entiendo que es un tema difícil,
pero ya encontrará su lugar, su espacio, su difusión. Aún me faltan festivales
en los que someterlo a criterio.
- ¿Piensa que hay
hipocresía en el mundo del cine con este tipo de temas?
-
No se trata de
ser polémicos, sólo queremos encontrar puntos de unión. Estamos buscando el diálogo
entre religiones y por eso lo hicimos lo más respetuoso posible. Creo que no
hay ningún segmento que puedas decir que es irrespetuoso con la religión de la
que habla.
-
¿Podemos
clasificar este tipo de películas de autor, casi, casi de cine de arte? Para
que adornen galerías de museos…
-
No, creo que ese
cine va a encontrar su espacio no sólo ahora sino a lo largo de los tiempos.
Esa lección me la ha dado el cine. Películas que creíamos que no habían ido
bien en taquilla, están descargándose en itunes o DVD. Nunca sabes cuál es el
espacio de una película. Ya me ha pasado con películas mías como Los Tres entierros de Melquiades Estrada
o Burning Plain si en taquilla no les
fue bien, después han sido muy vistas en ésos otros canales.
- Arriaga sigue
creyendo en ése cine, comprometido, de historias con fondo…
-
Yo siempre dije
a mis alumnos: nunca trates de ser profundo. Tú cuenta la historia que tengas
que contar, punto. No hago esto de la religión con idea de ser profundo, ser
profundo o superficial no está en mis manos, sólo quiero establecer un diálogo.
Uno tiene que hacer los proyectos que tiene que hacer, son historias que quiero
contar. La religión es algo que siempre me han preocupado. Todos los temas que
quiero tratar: religión, política, sexo y sustancias.
-
¿Esos cuatro temas del pulso del mundo tienen algo de lección moral?
-
No me gusta la
moral de ningún tipo. He vivido el proceso de ser ateo y ser condenado, y ser
juzgado también por no beber ni gota de alcohol. Por eso sustancias es un tema
que también me interesa porque soy totalmente abstemio y nunca he necesitado ni
un toque de marihuana, ni alcohol, ni cigarros. A mí me gusta el mundo tal cual
es y verlo sin ninguna distorsión. Sin embargo, hay quien dice que no puede
vivir sin la experiencia de las drogas. En esa cinta hablaremos de todo eso, desde
el peyote, los hongos, cocaína, heroína, marihuana, todas las sintéticas... Hay
que hablarlo, no se pueden prohibir las drogas, ¡vivamos con eso! Mientras,
vamos a ver qué nos ofrece el mundo de las sustancias.
-
¿Será ese el siguiente proyecto?
-
No, no, el
siguiente proyecto es sexo, y aunque lo parezca no es divertido. Se hablará de
aborto, pedofilia, trata de blancas, prostitución, fetichismo, virginidad,
monogamia… no es tan divertido. El sexo tiene muchas variantes, tiene cantidad
de grados. Buscaré otro músico de prestigio, otro curador como Vargas Llosa y tenemos
ya nombres firmados, y claro que habrá mujeres dirigiendo, por supuesto. Después
viene política y también va ser complicado desde elecciones, a golpe de estado,
dictadura, secesión… Es otro tema difícil.
-
Y de estos temas
realmente difíciles a otro tema que mueve el mundo, el amor… y sobre todo el
amor a una ciudad como Río de Janeiro ¿Guillermo Arriaga ama Río de Janeiro?
-
Sí, Brasil es un
país al que voy muy a menudo. La primera vez que fui no tuve una buena
experiencia y durante años no quise volver pero ahora estoy enamorado de ese
país. Me invitaron a Río para grabar un segmento de esta cinta y no me podían
haber invitado a mejor ciudad para filmar porque ésa ciudad sí la amo, amo Río,
yo sí amo Río y lo conozco muy bien. Es una ciudad increíble, llena de
contradicciones y filmé en una parte de Río de Janeiro que muy rara vez es
vista. Yo podría haber filmado ahí diez o veinte
historias más en ése mismo lugar y en todo Río de Janeiro.
-
¿Cómo ha sido el proceso de rodaje en una megalópolis como ésa?
-
Te diré que los
brasileños han sido uno de los mejores equipos con los que he podido trabajar.
Eran invisibles cuando necesitaba que fueran invisibles, gente que no la
sientes pero cuando la necesitas ahí están resolviendo problemas. Eran casi
soldados. Además, por primera vez me atreví a rodar íntegramente en portugués,
aunque hable como niño chiquito (se ríe).
-
Y tu segmento se
llama Texas… ¿qué historia de amor nos cuentas?
-
Uno quiere
librarse de las obsesiones y hacer algo que no tenga que ver nada con lo que
has hecho antes. Bueno, pues parece ser como un hechizo o algo así porque volví
a hablar exactamente de las mismas cosas que en muchas de mis películas:
muertos que pesan en el ánimo de los vivos, un accidente de auto… yo decía que
quería huir de eso y ahí me tienes otra vez.