Dos tonos del teléfono y contesta:
- Bueno! Dígame!
- ¿Está su marido? Me urge hablar con él.
- No... ¿quién habla?
- Usted pásame a su marido ahora mismo, es muy urgente....
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Foto: www.reportfrontera.com |
- Sabemos que vive en la calle tal... el número de su casa es tal... tiene dos plantas y un coche blanco aparcado ahora mismo en la puerta. Mejor será que nos dé el dinero si está con la familia Michoacana o si no estará en contra nuestra y tendrá consecuencias...
Esta conversación desata ya sin duda las alarmas. Hay que denunciarlo y no responder a esa coacción, al miedo de delincuentes que bajo el anonimato son capaces de aprovechar la mala reputación de las familias de narcotraficantes o lo que es peor, que se trate de la propia mafia como dicen ser. Sólo en el Distrito Federal se realizan 10 mil llamadas de extorsión al mes según los datos del Consejo Ciudadano de Seguridad Pública y Procuración de Justicia del Distrito Federal. Afortunadamente de ellas, el 99% queda en un mero intento pues son fácilmente localizables puesto que usan teléfonos móviles robados. En ese momento dan de baja el móvil y desaparece la amenaza.
En el caso que nos ocupa también, afortunadamente, hasta la fecha de hoy... Pero en esos primeros momentos la situación se antojaba dramática. Miedo, lágrimas de temor porque la hija está sóla en casa y puede pasarle cualquier cosa si esos sujetos están llamando desde la puerta de la casa.
- Hija no respondas el teléfono, no te acerques a las ventanas y quédate en casa hasta que llegue tu padre y te lleve a la escuela. Tenemos que ser precavidos.

Yo lo tengo claro. Me llaman y se andan por las ramas sin saber con quién quieren hablar... cuelgo. Se acabó.
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