México se prepara para celebrar este fin de semana el aniversario de su Independencia al grito de Viva México. Y en los tiempos que corren me pregunto si no es necesaria hacer otra revolución como aquella de hace más de 200 años para lograr independencia de algunas importantes lacras sociales. Hoy con más razón.
México necesita independizarse del sangrante negocio de la droga y del narcotráfico que está devastando el país (sobre todo las zonas fronterizas) y que además ya afecta a la libre circulanción por las vías de comunicación públicas del país. Una revolución casi silenciosa que ya ha comenzado con sendas marchas por la paz, que han llegado incluso a las ciudades más importantes de Estados Unidos, el principal consumidor de la droga que circula por México. Una revolución que no es fácil porque no es rentable y menos para el gobierno que está a punto de hacerse cargo del país azteca. El PRI, tal y como ha ocurrido en otras localidades de México como Ciudad Juárez (y como bien cuenta Judith Torrea en su blog) da plena libertad al narco pese a perjudicar al inocente pueblo mexicano abocado al exilio o a la muerte en zonas calientes como ésta en la frontera con Estados Unidos. Hace falta una revolución...
Fuente: Chilango
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Hace falta una revolución en el ámbito político. La casta política mexicana carece de liderazgo precisamente esta semana hemos conocido la noticia de que López Obrador abandona el partido de las iquierdas por conflictos internos tras ser derrotado en las pasadas elecciones presidenciales. López Obrador armará su propio partido político. Sin embargo, mientras no haya una fuerza política con ideas fuertes y contundentes el país seguirá en barrena y al amparo de Estados Unidos en lo que se refiere a su política económica.
Un pueblo luchador, trabajador y tan sacrificado como el mexicano fue en su día, luchando por valores tan loables como la libertad, hoy día debe volver a plantearse reunirse a una sola voz en el Zócalo de México DF no para festejar, sino para reivindicar su derecho a ser un país grande, para sacar las manzanas podridas que gangrenan todo el tejido social. Yo por eso levanto mi puño, por ese México, por un México vivo y no este que está en la UVI herido de muerte.