Todos tenemos
esa voz interior que nos habla para decirnos qué debemos que hacer y que no. Una
batalla interior con ese fantasma que controla nuestra vida llamado ego. Pero a
ninguno se nos habría ocurrido vestirlo de superhéroe, en todo caso de villano.
Alejandro González Iñárritu sí se da el gusto de endulzarse el paladar
cinematográfico con este postre, chiloso, pero postre como él lo ha definido en
su presentación oficial durante el pasado festival de cine de Venecia de su
nueva película, “Birdman. La inesperada
virtud de la ignorancia”.
Entrevista publicada en Life&Style Noviembre |
Sabemos del
afán perfeccionista del director mexicano de Biutiful que en más de una ocasión ha mostrado la grandeza de su
ego, la alta valoración de sí mismo. Pero, ¿no es ahí donde tal vez reside su
genialidad? ¿La clave de su éxito? Ese afán inagotable por encontrar un nuevo y
mayor reto que llevar a la pantalla le ha enfrentado a sí mismo, a un viaje
interior, a la necesidad de sentirse vivo –como ha afirmado-, a un proceso de
maduración como director que nos demuestra en esta nueva cinta, precedida ya de
los parabienes de la crítica. Iñárritu convertido en un Quijote enfrentándose a
los enormes molinos de viento, afrontando que las críticas no siempre le han
sido favorables pero ya ha aprendido que la vida -la vida de cada uno de
nosotros-, la validamos nosotros mismos, no alguien ajeno a nuestro yo, al Birdman que llevamos dentro.
Su voz es
grave, fuerte, incontestable al hablar y defender su trabajo. Cuenta la verdad,
que es “su” verdad, su forma de concebir las relaciones humanas, como ya ha
hecho en tantas ocasiones a lo largo de su carrera. En Birdman nos trae a Riggan
Thompson (Michael Keaton) un actor hundido en la mediocridad y el olvido
que trata de reinventarse a sí mismo con una obra teatral en Broadway. Y apreciamos
ese paralelismo, esa tragedia griega que nos narra en tono de comedia negra con
un solo movimiento de cámara en toda la película, es decir, sin cortes (o esa
es la ilusión que nos ha insuflado). Como es habitual sabe rodearse del mejor
equipo para alcanzar la excelencia en su trabajo. Enmanuel Lubezki se hace cargo de la fotografía, la música vuelve a
jugar un papel protagonista en la narración y el rodaje en plano-secuencia la
convierte en la mejor cinta de su carrera hasta el momento, académicamente
hablando. No en vano, suena su nombre y el de sus actores en las quinielas del
Óscar, aunque de momento se ha quedado sin premios oficiales en el Festival de Venecia.
Iñárritu no es
un superhéroe pero tiene el poder o el don de convertir en oro casi todo lo que
toca, al igual que éste, otros proyectos que ya prepara para el próximo año nos
darán aparte del postre, un menú completo de sabores agridulces.
Yo, el ego
En esta cinta
mezcla realidad y ficción en el marco de una comedia negra. ¿De dónde nace la
idea de retratar a este actor de Hollywood venido a menos?
La verdad que el inicio de todo fue la idea del ego, de
explorar el ego. Y de cómo el ego juega ante nosotros. Mi idea era hacer una exploración
del ego.
En alguna ocasión ha mencionado que estas historias las
motivan miedos personales o circunstancias cercanas a usted. ¿En este caso cuál
es su mayor miedo, la crítica de la industria del cine?
No, yo creo que más bien es el sentido de las cosas, cuál es
el sentido de las cosas, creo que esa es la pregunta que intenta ser. Cuales
son las prioridades, cual es el valor de las cosas real. Creo que esas son las
preguntas que el personaje de Riggan Thompsom es.
Y la frustración de este personaje es aplastante, al punto
de oír una especie de voz interior…
Absolutamente. Birdman
es su ego.
Supongo que se refiere a la voz de la autocrítica
Nuestro ego es el inquisidor de cada uno, sí, así es.
¿Alejandro se ha llegado a acostumbrar a esa crítica? ¿Le
han tratado bien/mal?
De todo, y creo que todo el mundo lo tiene, no tiene que ser
cineasta o actor. Todos en la vida tenemos miedo al rechazo, todos nos
embarcamos como un viaje de validación, y a veces equivocadamente le damos el
poder a la gente para validarnos. Y ése es el viaje del personaje de Birdman. Creo que todos en la vida
experimentamos eso, la necesidad de ser
aceptados, amados… Eso creo que es un tema universal que por eso lo quise
explorar a través de un actor en este caso.
“Equivocadamente le damos el poder a la gente para
validarnos”
“Nuestro ego es el inquisidor de cada uno”
¿Cree que es la peor parte de la industria de Hollywood,
esta especie de submundo en el que caen los actores como ocurre en el papel de
este Birdman?
No, no creo que sea algo relevante. En realidad eso puede
ser un sentimiento perecedero, simplemente es parte del negocio. Yo creo, repito,
que depende de cómo abordes eso. Para un minero en África puede ser - si ésa es
una tribulación- puede ser irrisorio que eso sea un problema. Es un poco, yo
creo que como el ego toma esas cosas, pero si lo ves con perspectiva yo creo
que es irrelevante absolutamente.
El Cine y Birdman
¿Esta vez ha tenido mayor dificultad durante el rodaje de
esta cinta debido al uso que hace del plano-secuencia y lo reducido del espacio
en el que se desenvuelve la trama?
Sí, fue muy difícil técnicamente y sobre todo
conceptualmente tener una película sin la posibilidad editar. Implica un
atentado a la naturaleza misma del cine. Sí hubo mucho trabajo para poder,
digamos, tejer una película así.
“Esta película implica un atentado contra la propia
naturaleza del cine”
¿Ve algún paralelismo en la carrera actual de Michael Keaton
con el papel que interpreta en Birdman?
Pues sí, el vistió la capa de Batman, inmediatamente se
separó un poquito de la industria. Pero más que nada escogí a Michael por su
talento istriónico, es un tipo con una capacidad enorme en la comedia y también
en el drama y es algo muy difícil de encontrar. Eso me parece mucho más
importante que lo otro, bueno, ese hecho sí evidentemente le da una autoridad
al papel.
¿De qué manera se ha entregado
Keaton a esta interpretación? Es otro de los nombres que ya suenan para el
Óscar.
Se lo merece. Es excepcional.
Has presentado Birdman en el Festival de Venecia y viene ya
precedida por buenas críticas que incluso
la colocan en la carrera por lograr el Óscar de Hollywood. También usted figura
en las quinielas de los nominados. ¿Comparte esa opinión generalizada? ¿Cuáles
son sus expectativas con esta cinta?
La verdad es
que tengo pocas expectativas porque es una película muy experimental, muy
académica. ¡Qué bueno que le guste a una cierta parte del público! Con eso ya
me doy por satisfecho, ésa es la verdad.
¿González Iñárritu sueña – o ha soñado- con el Óscar al
crear una historia para la gran pantalla?
No, no (ríe).
No habría hecho esta película. Esta película no es muy de Óscar, esta es más un
experimento arriesgado. Las películas de Óscar tienen otra naturaleza, creo yo.
“Esta no es una película muy de Óscar, es más un experimento
arriesgado”
O igual por esa condición misma de experimento puede
sorprender y convertirse en un gran éxito…
Buehh (sonoriza su duda). Vamos a esperar. Esperemos que el
público diga lo que tenga que decir y ojalá que les guste…
Con esto llega a bromear en la trama de Birdman, con que el
público espera pelis de acción, grandes taquillazos y no tanto cintas que
reflexionan sobre asuntos, cuestionan…¿Cree que ahí se enmarca su cinta?
Quizás, quizás. Tampoco creo que sea una película demasiado
velada, pero tampoco creo que sea una película muy obvia.
Es bastante paralela la historia del actor Riggan Thompson
(Keaton) con la obra teatral que está representando en Broadway.
Sí, sí, de alguna forma habla del teatro en cine y hasta
inserta esas dos cosas en una sola idea. Ojalá así sea como se vea.
Desde Biutiful ¿qué tiempo se ha tomado para sacar este y
otros nuevos proyectos?
Bueno, me tomé 4 años para sacar este proyecto. Aunque lo filmé el año pasado, pero sí fue
bastante, la verdad.
¿En qué momento está para usted claro que ya un proyecto
está listo para arrancar?
Bueno, pues cuando alguien pone dinero (sonríe). El cine
necesita dinero y sin el dinero no podemos hacer nada. Ese es el problema. Una vez que tienes el
financiamiento ya la película empieza a ser una realidad.
“Hacer
una película es un milagro, es casi imposible hacer una buena película”
Bueno, pero Iñárritu es una marca con garantía de éxito,
¿no?
Pues
digo, uno hace lo que puede. La verdad es que uno hace lo mejor pero nadie
tiene garantías. Hacer una película es un milagro, la verdad es que es casi
imposible hacer una buena película porque hay tantas posibilidades de fallar,
hay tantas cosas que pueden ir mal… que cuando sale algo bien hay que
celebrarlo en cualquier lugar. Y esa es la verdad.