miércoles, 20 de marzo de 2013

¿Quién dijo que triunfar fuera de España era fácil?

A propósito de un reportaje aparecido el pasado 17 de marzo en el diario ABC, el periodismo con acento español triunfa en Iberoamérica, me he puesto a reflexionar sobre ejercer el periodismo fuera de España y sobre la forma de contar nuestra propia historia.

No estoy muy de acuerdo con varias de las premisas de las que parte mi colega Óscar García Soto y algunos de los comentarios de lectores más abajo lo puntualizan. No por el simple hecho de ser español -  hablar español- uno triunfa en los países iberoaméricanos a los que se refiere este artículo, en mi caso, en lo concerniente a México. Llevo aquí muchos años y he visto como compañeros de profesión (y yo misma) han tenido que llamar puerta tras puerta para conseguir abrirse camino. Y en muchos casos hablar español y ser español no ha supuesto un mérito añadido como explica en este reportaje sino más bien un hándicap para trabajar en medios audiovisuales (el acento español aquí no lo entienden). Puedo citar no sólo mi caso sino el de más periodistas que han llegado a trabajar como freelance en México. 

Imagen: elmundo.es
Eso por no hablar de los problemas que el Instituto Nacional de Migración (INM) te pone para ejercer legalmente tu profesión aquí. La primera vez que acudí a este organismo con mi título de periodista bajo el brazo y con el deseo de conseguir mi visado de trabajo, me encuentro que la legislación nos contempla en la misma categoría que los observadores de la ONU y los miembros de embajadas, con lo que una comisión especial debe darnos el permiso a su consideración... ¿Fácil? No lo creo, más bien salí corriendo y desistí por esa vía. 

La siguiente forma es conseguir un empleador, una empresa que debe darte decenas de papeles (muchos de ellos confidenciales) para que tramiten tu visa como colaborador externo o empleado de una empresa periodística. Algo que, aquí en México al menos, es tedioso ya que es sabido que son trámites son lentos, pesados y en muchos casos la empresa prefiere que trabajes de forma informal. 


En definitiva, creo que el reportaje no concreta bien las posibilidades "reales" de trabajo de un periodista en latinoamerica. Lejos del triunfo fácil, un periodista español tiene que saltar muchos obstáculos y confrontar sus esquemas de trabajo habituales del modelo periodístico español para adaptarse a otra forma de trabajo completamente diferente. Eso para alguien que ha ejercido durante años en España suponen (en muchas ocasiones) una dificultad añadida.

Ya está bien de hacer programas de TV del tipo "Españoles en el mundo" donde toda la vida es de color de rosa y todo les va fenomenal, o este tipo de reportajes "facilones" en el que se da una visión parcial de la realidad a la que se enfrentan los españoles que salen de su país a buscarse la vida. Desde mi experiencia fuera de España, que ya ronda los 5 años, no todo ha sido llegar y besar el santo. Hay que atravesar muchas dificultades en el día a día para llegar a historias de éxito. Por eso me parece irresponsable el daño que hacen este tipo de programas/reportajes donde se anima a todo desempleado a salir de su país a buscar trabajo como si se tratara de tirarse a una piscina llena, porque a veces, la piscina no está tan llena y el golpe es duro. 

Ya basta por favor, luego la gente que le va mal fuera durante los primeros meses se frustra y malvive por el miedo a regresar fracasado. Algunas de esas historias todavía la pueden contar nuestros abuelos... preguntad antes.

lunes, 4 de marzo de 2013

Somos la mariposa monarca...

Son algo más de las seis de la mañana, estoy haciendo la larga fila del control migratorio en el aeropuerto Benito Juárez de México DF. Mientras escucho el golpeteo contundente de los agentes migratorios sellando pasaportes de todo el mundo, observo el mío. Abro página tras página y observo distintas especies animales (delfines, águilas, ballenas, mariposas...) todas ellas migratorias y al lado - acompañando- un mapa con unas flechas que indican el sentido de su migración. Sigo pasando las hojas de mi pasaporte y llego a la primera página... allí estoy yo. Mi cara, mi nombre... otra especie migratoria más de ese mini album. Qué curioso.

Fotos: Marian Castro
 Hace unas semanas tuve la oportunidad de visitar en Valle de Bravo uno de los santuarios de la Mariposa Monarca que pasa unos meses en México reproduciéndose y esperando el momento más cálido para emigrar hacia norteamérica. Miles, millones de mariposas revoloteando y concentrándose en su misión: un largo viaje de un año al que no sobrevivirán ellas, si no su descendencia, si es que éstos también tienen suerte. Un bellísimo espectáculo para los sentidos que me traído a la mente la situación de los jóvenes españoles en la actualidad. 
Somos mariposas que están empezando a desplegar sus alas porque queremos volar alto, pero por razones socioeconómicas no nos dejan (fuera de tanta alegoría es un ejemplo bastante solvente). La supervivencia de nuestra especie -animales bien formados y bien portados para trabajar unas 10 horas al día o más- está en peligro precisamente por la falta de trabajo. Y aquí nos tienes, en un aeropuerto cualquiera del mundo (normalmente emigramos hacia el norte, el este o el oeste...) abriendo por una de sus blancas páginas nuestro pasaporte a estrenar y dispuestos a que nos sellen una estancia ¿indeterminada? en alguno de estos países. Esperanza de supervivencia, ilusión y tristeza por dejar atrás nuestro santuario... nuestra tierra. 

Sí, me ha quedado demasiado poético, pero por un momento sí me siento mariposa monarca en esta región de sol y chile. Este año ya han salido de España entorno a 400.000 mariposas monarcas, perdón, españolitos menores de 30 años con las maletas cargadas de títulos universitarios, formación... y de ganas de trabajar. 

Todo esto para criticar una vez más que nuestro gobierno nos tache de "bohemios y aventureros" por hacer el petate y salir de nuestras casas a buscarnos la vida. Todo esto para denunciar que los políticos se llenen la boca diciendo que van a ayudar a los jóvenes emprendedores y no lo cumpla. Y toda esta historia de mariposas emigrantes para darnos cuenta que ahora somos los españoles los que volvemos a salir de nuestra tierra (como hizo mi abuelo en su día), pero que hasta hace unos años eran estas gentes - las que hoy nos abren los brazos- las que venían a España y los tratábamos a puntapiés. ¿Es eso justo? Creo que no. Todos somos de la misma especie.