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Hoy, miércoles 26 de febrero se ha ido un genio, el maestro de la guitarra flamenca Paco de Lucía. Hace sólo unos meses tuve el orgullo de asistir a su concierto en la Ciudad de México y dedicarle unas palabras desde la tribuna que me ofrecía la revista Gentleman... quién me lo iba a decir...que ése artículo haya quedado ya como homenaje al "Genio que no descansa"... como se me ocurrió titularlo.
Ciertamente, siempre tenemos el deseo de que un personaje tan destacado del mundo de la cultura, que tantas buenas horas de creación y disfrute nos ha dado a los aficionados al flamenco (y a la buena música), no nos deje nunca. Y no lo hace. Como decía en mi artículo "lo que Paco ama verdaderamente, después de sentarse a fluir con su guitarra, es la vida tranquila en Playa del Carmen, donde residía desde hace más de una década" Y así se va, en el mejor momento, en paz... jugando en esa playa con su nieto, sin más dramatismo que una muerte tan placentera y tranquila.
Desde ahora presten atención en los días de viento, porque seguro que nos llegan los acordes de su inseparable guitarra desde allí arriba, desde el olimpo de los flamencos (quizás hasta oigamos incluso un quejío de su amigo Camarón, que lo recibirá con compás de palmas, estoy segura).
Revista Gentleman. Octubre 2013 |
Decía en ese texto que "los grandes guitarristas flamencos no se prodigan en público y su verbo no es precisamente la palabra, sino las seis cuerdas de su guitarra con la que expresan sentimientos sublimes. Sus dedos nos han contando historias con avidez a través de acordes, aunque a Paco los años le han enseñado también a darle su tiempo a la música y valorar esos silencios entre notas imposibles". Para siempre van a perdurar esos punteos de los que hablaba, de la rumba alegre y divertida "Entre dos aguas", de "La barrosa" o ese gran disco "Recuerdos de la Alhambra" o "Ziryab" o su "Concierto de Aranjuez" o tantas y tantas colaboraciones con otros músicos y artistas de diversos estilos musicales... porque el flamenco no tiene fronteras. Como a él le gustaba decir... "cositas buenas".
No sé cómo puedo dedicarle mejores palabras que las vertidas en esa página papel cuché, porque de él ya se ha dicho todo y más que se va a decir ahora tras su pérdida. Habrá muchos otros buenos guitarristas flamencos, hijos, aprendices de este genio, pero hoy Paco nos deja huérfanos de flamenco. Decía, despidiendo esas cariñosas y humildes palabras a Paco de Lucía, que "los genios de la lámpara como él, de vez en cuando salen a cumplir los deseos de lo mundano", a ponerse delante de un público entregado como percibí ese 12 de octubre en el Auditorio Nacional de México y como sucedió en cada escenario que pisó en esta última gira, que así ha sido, su despedida por la puerta grande.
Aplauso ensordecedor para el maestro, silencio en el corazón del flamenco. Adiós Paco. Hasta pronto maestro. Tú te vas, pero se queda tu duende...