Echas el último vistazo al papel donde tienes unas ideas garabateadas... subes la mirada cuando comienza la cuenta atrás. Cinco, cuatro, tres, dos.... (silencio, tomas aire) ¡¡dentro!!
- Muy buenas tardes, bienvenidos al programa de hoy en el que hablaremos..... - una voz surge de adentro y en ese momento te transformas, dejas de ser tú, la cordobesa con acento marcado para ser otra persona, la comunicadora. Sientes la adrenalina, el corazón entusiasmado saltando dentro de ti casi retumba en el micrófono de corbata, mientras miras hacia ese piloto en rojo encima de la cámara.
No sabría cómo explicar lo que es una pasión y no sólo un trabajo, la vocación de transmitir, informar, ponerse delante de una cámara y contar las cosas a alguien que está al otro lado, quién bien podría ser mi abuela. Es algo que se lleva en la sangre o no se lleva, lo amas o lo detestas. Esa vocación que te impulsa a seguir pese a todo (que no es poco) y a empezar con ilusión este 2014 haciendo algo que tanto te llena. Quizás es preludio de que será un año apasionante y año de buena cosecha.
Sin duda, sentarse frente a una página en blanco es el más noble ejercicio de comunicación, aunque más solitario. Escribir es un sueño desde que me acerqué por primera vez a una biblioteca, a un libro, y después vino otro, y otro, y otro... más letras, más literatura, y por ende, mucho más periodismo. Siempre ha sido para mi una necesidad, más que un ejercicio lúdico y de esparcimiento. Trasladar pensamientos, tu imaginación al papel y cada vez tratar de hacerlo - con humildad- con más corrección, es lo que cada día me mantiene viva y ávida de seguir creciendo como periodista y escritora novel. Un reto pendiente es precisamente ése: tener la capacidad de enfrentar más de una centena de páginas que conformen ese primer libro (llámalo novela-librodeviajes-cuentochino) tan deseado desde la adolescencia.
No son pocos los propósitos de año nuevo aquí vertidos. Aunque sinceramente no sé si tendré las fuerzas y la suerte de poder cumplirlos todos. Por ahora, como digo, juzguen ustedes mismos. Ahí están las páginas papel cuché en las que tengo la suerte de charlar serenamente con interesantes personajes de todos los ámbitos de la cultura, y ahí están los minutos arañados en un mini-oasis televisivo... seguir ahí es el reto.
Aunque más grande es el reto de tener bien entrenada la pluma para saltar de la noticia a la ficción, de la realidad a la imaginación que escondo en un recóndito rincón de mi mente y que quizás por verguenza me da miedo sacar por ahora. ¿Seré capaz? ¿Será buena? ¿Merece ir a la papelera?
Por el momento, os agradezco a muchos de vosotros las palabras de aliento, esas palabras que quizás en un futuro no muy lejano las acabe plasmando en un papel negro sobre blanco y se conviertan en historias de mi gran historia, de una novela firmada por esta humilde servidora.
¡Vamos pa´dentro con este nuevo año! Ya ha comenzado la cuenta atrás...
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