Muchas veces pensamos en una definición de arte y pocas encontramos una tan buena como la que nos da la enamorada y experta en arte Carmen Reviriego, “El arte es algo que te conmueve, que te emociona, que te lleva a lo más profundo de ti, ahí donde están guardados los sentimientos más profundos de cada uno y se produce esa comunión con el artista”. De emociones y sentimientos sabemos todos los seres humanos al enfrentarnos a observar una obra, pero del intrincado mundo del coleccionismo, las subastas, las ferias, galerías no tanto… para eso Carmen ha escrito este ensayo llamado El Laberinto del Arte (Paidós, 2015), donde para cualquier iniciado o curioso queda muy bien plasmada esa comunión entre placer o dinero, entre lo sagrado o lo profano.
-
¿Cómo es de difícil reunir en un libro
personajes y nombres propios como los que tiene este Laberinto del Arte?
Muchas de estas personas están en la lista de los 20 top del
mundo del arte, entonces sí tiene mucha dificultad, pero al final yo creo que
se basa en la confianza. Ya me conocen y también es el proyecto, les gustó
muchísimo. Les pareció que era una idea buena, una idea que podía ayudar a
acercar el arte a las personas que quisieran convertirse en coleccionistas y
también acercar al arte a todos los que tuvieran curiosidad. En este libro hay
personas que tienen un sentido del arte muy profundo como puede ser Patricia Phelps Cisneros o el mismo Guillermo Kuitca… Está el lado más
sagrado y el lado más profano del arte que son, por ejemplo, Marc Spliegler, director del art basel Miami y Hong Kong o el mismo
presidente de la casa de subastas de Sotheby´s y te das cuenta que aquí están
los dos lados, el lado sagrado y el lado profano del arte. ¿La gran dificultad
de este libro? Conciliar los dos lados y que todo el mundo esté contento, que
todo el mundo se sienta bien y que nadie se sienta herido en sus
sensibilidades.
-
Es un mundillo muy hermético, para los que
estamos fuera es como si entrásemos en una cueva oscura…
Es un mundo que hay que conocer pero ¿hermético? Claro, por
eso también la idea de este libro, por hacer acercar y enamorar. He querido
enamorar con el libro, a través del conocimiento porque siempre para amar algo
hay que conocerlo, sea lo que sea. ¿Sabes qué pasa? Los propios profesionales
del arte hablan del arte de una manera muy excesiva, muy pedante. Y me parece
que eso no ha hecho bien. Yo creo que del arte hay que hablar de una manera muy
sencilla. El arte si no sirve para acercar el hombre al hombre no es arte.
Cuando hablamos de arte estamos hablando de emociones, de sentimientos.
-
Y sí descubrimos esa sencillez en tu libro…
Yo no entiendo la complicación al hablar de emociones, a la
hora de hablar de sentimientos, no lo entiendo. No lo entiendo porque el
lenguaje del arte es el lenguaje más humano que hay. Es el lenguaje de la
supervivencia… Si una obra de arte, el David de Miguel Ángel, lo aprecia el
hombre de hace 400 años, lo apreciamos nosotros, lo apreciará el hombre de
dentro de 2000 años ¿y qué vamos a ver? Estamos hablando de un lenguaje muy
esencial, muy humano. Creo que del arte hay que hablar de una forma muy
sencilla. Hemos tenido conversaciones muy profundas con los artistas, pero todo
muy fácil de leer y digerir.
-
¿Son malos tiempos para el mundo del arte,
para esa parte profana, el negocio?
Es un momento maravilloso. En toda la crisis mundial que hemos
vivido el arte se ha mantenido muy estable, se ha mantenido ajeno a los
vaivenes bursátiles. Al arte le va muy
bien desde hace mucho tiempo. En los últimos 10 años el arte se ha mantenido
como un valor muy estable.
-
¿Hay que tener un carácter especial para ser
coleccionista y que muchas veces no te engañen cuando entras en este mundo, no
te den gato por liebre? ¿hay que tener una sensibilidad especial o dejarte sólo
bien aconsejar?
Yo creo que lo primero que tiene que hacer cualquier
coleccionista, alguien que quiere coleccionar, no es ser licenciado en bellas
artes, lo que hace falta es entrenar el ojo, ver ver, mirar mirar y descubrir
algo que nos emocione. El arte siempre son emociones. El arte tiene que
emocionar, conmover, tiene que hacerte sentir. Lo que te guste, lo que te
emocione, con lo que disfrutes y a partir de ahí decidir lo que uno quiere
coleccionar y por supuesto, cuanto más importante va a ser la colección, más
importante es la labor del asesor, para equivocarse lo menos posible.
-
Hoy día ¿es más difícil llegar al público
con todo lo ecléctico que es el arte contemporáneo? ¿se tiende a coleccionar
más obras antiguas?
Pues depende de las personas. Hay personas que viven en estado
de espera y personas que viven en estado de esperanza. Eso no tiene que ver con
la edad. Decía en el “Ensayo sobre la Ceguera” Ortega y Gasset, que el arte
contemporáneo es lo que está por llegar. Creo que no hay un perfil, son
actitudes, formas de ser. Son gustos, lo que a uno realmente le emocione.
Mala fama… Fíjate que el arte contemporáneo ahora mismo es lo
que más se vende junto al arte moderno en el mercado del arte. Si me dices si
disfruto con un Rembrant, ufff,
tremendo, con un Velázquez… pero
también disfruto mucho con el arte contemporáneo. Me sorprende mucho y además
es una manera de estar atento a lo que viene, a las nuevas tendencias, a lo que
está ocurriendo en el mundo de hoy… Siempre ha habido trasgresión en el arte
dependiendo de los tiempos, es lo que lo hace evolucionar.
-
¿Alguna anécdota o situación inédita que
hayas vivido en una de esas tensas subastas de arte?
Tensas sobre todo, es tensa cuando tu tienes una pieza tuya
que se está subastando y ves cómo van subiendo los millones (ríe nerviosa) ahí
sí hay mucha tensión por la responsabilidad. Hacer una subasta bien tiene mucho
detrás, hay muchos aspectos que son claves a la hora de hacer una buena
subasta. Son meses de trabajo que están ahí, lo puedes hacer muy bien o lo
puedes haber hecho muy mal pero cuando trabajas con buenos profesionales lo
normal es que lo hagas muy bien. Pero así anécdotas simpáticas que te pueda
contar… no sé…
-
Pensé que esas situaciones te podrían resultar
de inspiración para que tu próximo libro sea una novela basada en el mundo del
arte…
(Se escandaliza y bufa) Claro, anécdotas tengo… sí, de
personas que viven tan apasionadas que a lo mejor mucha parte de su vida ha
girado en torno a una obra, y llegan a enajenarse con algo que no es… Es
salirse de uno mismo. A veces vivir con uno mismo es terrible, no porque uno
sea mejor ni peor, sino porque uno se da cuenta que está solo. Entonces la
soledad en la que vivimos todos, a veces hace que se enajene con una obra de
arte… hombre claro, son tantas anécdotas. Pero mira, una cosa es escribir un
ensayo y otra cosa es escribir una novela. Humildad. Yo no soy escritora, yo
soy ensayista. Este es mi segundo ensayo, soy ensayista. ¿qué podría escribir
una novela? Lo que pasa que soy presidenta de una compañía y no tengo tiempo
(ríe). Yo creo que mi próximo libro tendrá que ver con el arte, ir al sentido
más profundo todavía del arte. Vuelvo a escribir de las artes plásticas. Voy a
hablar de emociones, de sentimientos, de humanidad…
-
¿ves? Ahí casi estás rozando ya la novela… (se
ríe)
Qué
mona eres…
felicidades x ser como eres, t escuche y t vi y ahorra t traigo en mi corazón
ResponderEliminar