La
leyenda es muchas veces un sitio a medio camino entre la realidad y la
imaginación. Así ocurre con el famoso tesoro que Moctezuma dio como dote a una de sus hijas casada con un noble
español del Pirineo catalán, donde lo escondió para siempre. Durante siglos se
ha contado esta leyenda entre los bosques cercanos a su palacio de Toloríu y más de uno ha hecho sus
indagaciones para encontrar dicho tesoro, Jordi
Soler lo ha encontrado. El escritor mexicano nos cuenta esta historia delirante,
que se basa en gran parte en episodios reales, en su última novela titulada “Ese
Príncipe que fui” (Alfaguara, 2015),
que trasciende a esa hija de Moctezuma y narra la vida de un supuesto
descendiente de la princesa que vivió como un auténtico heredero de la dinastía
imperial azteca en la España franquista.
- Buscas el tesoro de Moctezuma y acabas el
libro con una maleta que ese príncipe impostor te regala… ¿qué hay dentro?
Yo soy un admirador del cine de Luis Buñuel y su cine está
lleno de esas cosas. Es en realidad un homenaje. En la película Belle de jour con Catherine Deneuve, ella durante el día trabaja en un burdel aunque
es una dama de sociedad y por la noche es mujer de un señor normal. Por los
pasillos de este burdel todo el tiempo hay un chino inexplicable que camina por
ahí, abre una cajita que le enseña a las putas y a los clientes y todos se
asombran pero tú nunca ves qué hay. Me parecía divertido que hubiera una maleta
así, de hecho en mi novela “Los Rojos
de ultramar” hay otra maleta en la
que nunca se sabe qué hay, está todo el tiempo ahí palpitando en la novela, los
personajes están a punto de abrirla, se acaba la novela y nunca la abren. -Nos
dejas con la intriga…- Sí, es intriga también para mí, pero ¡a saber
qué hay en esa maleta!
-
¿Y qué suele haber en tu maleta?
Bueno, la tienes ahí, si quieres la revisamos. Te encuentras
básicamente libros y ahora como regreso a casa, libros y kilos de tortillas.
Por eso traigo ese maletón, normalmente viajo más ligero. Pero dije ahora voy a
llevar una despensa.
-
Juegas con tus lectores y nos haces creer
que estás siendo muy periodístico en todo momento sobre lo que sucede con la
princesa y el heredero…
Sí, porque creo que con frecuencia las novelas aciertan. Creo
que un Moctezuma donde debe acabar es
en México. Ser Moctezuma en Europa
tiene poco sentido, en México sin embargo es importante. Por eso le doy ése
final.
- ¿Te ves reflejado en algún momento en la
figura de este príncipe que podríamos decir “hace las Europas”, el camino
inverso?
Hace el camino inverso, sí. Creo que hay un puente entre los
dos países por donde se va y se viene, da igual a dónde vayas llegando. Es una
inquietud que está en todas mis novelas. No es que me identifique pero me
apasiona la forma en que mi príncipe soporta la ruina, siempre con una dignidad
admirable. Hace reír ver al príncipe ya hecho un desastre bebiendo un vino
infecto pero es un hombre que hasta el final mantiene una conmovedora dignidad.
Tiene mucho de novela de caballerías, muy quijotesca en más de una ocasión con esos pasajes místicos o la relación con su fiel ayudante Crispín.
Sí. Yo soy un escritor cervantino, me interesa rescatar ese
estilo de literatura que España abandonó, extirpó de su historia por la
dictadura franquista. A partir de Franco se acabo el estilo Valle-Inclán, digamos, y vino un
realismo que persiste hasta hoy. A mí me
parece importante proponer este regreso de esa rama que es española: el Quijote, el Lazarillo de Tormes… Y esta novela, con toda humildad, está
escrita en ese estilo. Por cierto, en Latinoamérica sí persiste. Todos los
escritores latinoamericanos somos bastante disparatados (ríe). Las novelas explotan para todos lados (continua riendo divertido).
-
El libro te sirve para hacer un retrato de
la sociedad española de la época franquista, pero también alcanza al México de
nuestros días.
Sí,
hay una crítica mordaz a las dos partes. En el fondo es una crítica a la
identidad. ¿Por qué te puedes sentir orgulloso de haber nacido en un metro
cuadrado específico por puro azar? Es una cosa que no entiendo y queda muy
claro aquí. También hay una crítica a la manera en que los sucesivos gobiernos
españoles se han relacionado con América, hay también una crítica a la forma en
que México mira a los españoles. Yo que tengo un pie en un país y otro en otro
lo veo con mucha claridad. No se ha hecho ni el más mínimo esfuerzo. Es
ridículo que Latinoamérica no sea el principal aliado de España, por los dos
lados. Y sobre todo México.
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