martes, 18 de noviembre de 2014

Iñárritu transforma a ícaro

 Todos tenemos esa voz interior que nos habla para decirnos qué debemos que hacer y que no. Una batalla interior con ese fantasma que controla nuestra vida llamado ego. Pero a ninguno se nos habría ocurrido vestirlo de superhéroe, en todo caso de villano. Alejandro González Iñárritu sí se da el gusto de endulzarse el paladar cinematográfico con este postre, chiloso, pero postre como él lo ha definido en su presentación oficial durante el pasado festival de cine de Venecia de su nueva película, “Birdman. La inesperada virtud de la ignorancia”.

Entrevista publicada en Life&Style Noviembre
Sabemos del afán perfeccionista del director mexicano de Biutiful que en más de una ocasión ha mostrado la grandeza de su ego, la alta valoración de sí mismo. Pero, ¿no es ahí donde tal vez reside su genialidad? ¿La clave de su éxito? Ese afán inagotable por encontrar un nuevo y mayor reto que llevar a la pantalla le ha enfrentado a sí mismo, a un viaje interior, a la necesidad de sentirse vivo –como ha afirmado-, a un proceso de maduración como director que nos demuestra en esta nueva cinta, precedida ya de los parabienes de la crítica. Iñárritu convertido en un Quijote enfrentándose a los enormes molinos de viento, afrontando que las críticas no siempre le han sido favorables pero ya ha aprendido que la vida -la vida de cada uno de nosotros-, la validamos nosotros mismos, no alguien ajeno a nuestro yo, al Birdman que llevamos dentro.  

Su voz es grave, fuerte, incontestable al hablar y defender su trabajo. Cuenta la verdad, que es “su” verdad, su forma de concebir las relaciones humanas, como ya ha hecho en tantas ocasiones a lo largo de su carrera. En Birdman nos trae a Riggan Thompson (Michael Keaton) un actor hundido en la mediocridad y el olvido que trata de reinventarse a sí mismo con una obra teatral en Broadway. Y apreciamos ese paralelismo, esa tragedia griega que nos narra en tono de comedia negra con un solo movimiento de cámara en toda la película, es decir, sin cortes (o esa es la ilusión que nos ha insuflado). Como es habitual sabe rodearse del mejor equipo para alcanzar la excelencia en su trabajo. Enmanuel Lubezki se hace cargo de la fotografía, la música vuelve a jugar un papel protagonista en la narración y el rodaje en plano-secuencia la convierte en la mejor cinta de su carrera hasta el momento, académicamente hablando. No en vano, suena su nombre y el de sus actores en las quinielas del Óscar, aunque de momento se ha quedado sin premios oficiales en el Festival de Venecia.

Iñárritu no es un superhéroe pero tiene el poder o el don de convertir en oro casi todo lo que toca, al igual que éste, otros proyectos que ya prepara para el próximo año nos darán aparte del postre, un menú completo de sabores agridulces.

Yo, el ego

En esta cinta mezcla realidad y ficción en el marco de una comedia negra. ¿De dónde nace la idea de retratar a este actor de Hollywood venido a menos?
La verdad que el inicio de todo fue la idea del ego, de explorar el ego. Y de cómo el ego juega ante nosotros. Mi idea era hacer una exploración del ego.

En alguna ocasión ha mencionado que estas historias las motivan miedos personales o circunstancias cercanas a usted. ¿En este caso cuál es su mayor miedo, la crítica de la industria del cine?
No, yo creo que más bien es el sentido de las cosas, cuál es el sentido de las cosas, creo que esa es la pregunta que intenta ser. Cuales son las prioridades, cual es el valor de las cosas real. Creo que esas son las preguntas que el personaje de Riggan Thompsom es.

Y la frustración de este personaje es aplastante, al punto de oír una especie de voz interior…
Absolutamente. Birdman es su ego.

Supongo que se refiere a la voz de la autocrítica
Nuestro ego es el inquisidor de cada uno, sí, así es.

¿Alejandro se ha llegado a acostumbrar a esa crítica? ¿Le han tratado bien/mal?
De todo, y creo que todo el mundo lo tiene, no tiene que ser cineasta o actor. Todos en la vida tenemos miedo al rechazo, todos nos embarcamos como un viaje de validación, y a veces equivocadamente le damos el poder a la gente para validarnos. Y ése es el viaje del personaje de Birdman. Creo que todos en la vida experimentamos eso, la necesidad  de ser aceptados, amados… Eso creo que es un tema universal que por eso lo quise explorar a través de un actor en este caso.

“Equivocadamente le damos el poder a la gente para validarnos”

“Nuestro ego es el inquisidor de cada uno”

¿Cree que es la peor parte de la industria de Hollywood, esta especie de submundo en el que caen los actores como ocurre en el papel de este Birdman?
No, no creo que sea algo relevante. En realidad eso puede ser un sentimiento perecedero, simplemente es parte del negocio. Yo creo, repito, que depende de cómo abordes eso. Para un minero en África puede ser - si ésa es una tribulación- puede ser irrisorio que eso sea un problema. Es un poco, yo creo que como el ego toma esas cosas, pero si lo ves con perspectiva yo creo que es irrelevante absolutamente.

El Cine y Birdman

¿Esta vez ha tenido mayor dificultad durante el rodaje de esta cinta debido al uso que hace del plano-secuencia y lo reducido del espacio en el que se desenvuelve la trama?
Sí, fue muy difícil técnicamente y sobre todo conceptualmente tener una película sin la posibilidad editar. Implica un atentado a la naturaleza misma del cine. Sí hubo mucho trabajo para poder, digamos, tejer una película así.

“Esta película implica un atentado contra la propia naturaleza del cine”

¿Ve algún paralelismo en la carrera actual de Michael Keaton con el papel que interpreta en Birdman?
Pues sí, el vistió la capa de Batman, inmediatamente se separó un poquito de la industria. Pero más que nada escogí a Michael por su talento istriónico, es un tipo con una capacidad enorme en la comedia y también en el drama y es algo muy difícil de encontrar. Eso me parece mucho más importante que lo otro, bueno, ese hecho sí evidentemente le da una autoridad al papel.

¿De qué manera se ha entregado Keaton a esta interpretación? Es otro de los nombres que ya suenan para el Óscar.
Se lo merece. Es excepcional.
 
Cortesía de FOX Corp.
Has presentado Birdman en el Festival de Venecia y viene ya precedida  por buenas críticas que incluso la colocan en la carrera por lograr el Óscar de Hollywood. También usted figura en las quinielas de los nominados. ¿Comparte esa opinión generalizada? ¿Cuáles son sus expectativas con esta cinta?
La verdad es que tengo pocas expectativas porque es una película muy experimental, muy académica. ¡Qué bueno que le guste a una cierta parte del público! Con eso ya me doy por satisfecho, ésa es la verdad.

¿González Iñárritu sueña – o ha soñado- con el Óscar al crear una historia para la gran pantalla?
No, no (ríe). No habría hecho esta película. Esta película no es muy de Óscar, esta es más un experimento arriesgado. Las películas de Óscar tienen otra naturaleza, creo yo.

“Esta no es una película muy de Óscar, es más un experimento arriesgado”

O igual por esa condición misma de experimento puede sorprender y convertirse en un gran éxito…
Buehh (sonoriza su duda). Vamos a esperar. Esperemos que el público diga lo que tenga que decir y ojalá que les guste…

Con esto llega a bromear en la trama de Birdman, con que el público espera pelis de acción, grandes taquillazos y no tanto cintas que reflexionan sobre asuntos, cuestionan…¿Cree que ahí se enmarca su cinta?
Quizás, quizás. Tampoco creo que sea una película demasiado velada, pero tampoco creo que sea una película muy obvia.

Es bastante paralela la historia del actor Riggan Thompson (Keaton) con la obra teatral que está representando en Broadway.
Sí, sí, de alguna forma habla del teatro en cine y hasta inserta esas dos cosas en una sola idea. Ojalá así sea como se vea.

Desde Biutiful ¿qué tiempo se ha tomado para sacar este y otros nuevos proyectos?
Bueno, me tomé 4 años para sacar este proyecto.  Aunque lo filmé el año pasado, pero sí fue bastante, la verdad.

¿En qué momento está para usted claro que ya un proyecto está listo para arrancar?
Bueno, pues cuando alguien pone dinero (sonríe). El cine necesita dinero y sin el dinero no podemos hacer nada.  Ese es el problema. Una vez que tienes el financiamiento ya la película empieza a ser una realidad.

“Hacer una película es un milagro, es casi imposible hacer una buena película”

Bueno, pero Iñárritu es una marca con garantía de éxito, ¿no?
Pues digo, uno hace lo que puede. La verdad es que uno hace lo mejor pero nadie tiene garantías. Hacer una película es un milagro, la verdad es que es casi imposible hacer una buena película porque hay tantas posibilidades de fallar, hay tantas cosas que pueden ir mal… que cuando sale algo bien hay que celebrarlo en cualquier lugar. Y esa es la verdad.

martes, 23 de septiembre de 2014

Las dos caras de Odile

Es domingo 14 de septiembre, son pasadas las ocho de la tarde, y el viento y la lluvia ya han comenzado. Nos han hecho cambiar de habitación porque estábamos frente al mar en el hotel Riu Palace de Cabo San Lucas. Por nuestra seguridad. Aún no era consciente realmente de la dimensión que un huracán de categoría 3 podría tener. He vivido otros, ya cuando estuve residiendo en Los Cabos llegaron tormentas tropicales y el que se llamó Huracán Ximena, pero no los sufrí. 

Sigue la noche, son las 23:45. Y ahora el azote del viento es aún mayor, golpea los cristales de las ventanas muy fuerte. Asusta. Parece un monstruo enorme que quisiera abrirse paso a puñetazos, es incesante. El silbido del viento de más de 200 kilómetros/hora es ensordecedor, incluso duelen los oídos como cuándo asciendes en avión. He querido asomarme a la ventana y es imposible. Odile está tocando tierra en Los Cabos y las rachas de viento están ya arrastrando ramas de palmera y agitando la vulnerabilidad de nuestras construcciones, la vulnerabilidad del hombre. Da miedo, la verdad. 




Sobran las palabras viendo algunas imágenes. Es desbastador el efecto de un huracán, como supongo que lo sería un terremoto o cualquier otro fenómeno natural de estas dimensiones. Un toque de aviso al orgullo de la humanidad, no eres nada... Y así me sentía, tan vulnerable. Pero afortunada de estar viva y en buenas condiciones.

El día siguiente fue duro pero por suerte aún podíamos comunicarnos para decir qué estábamos bien. Aún había calma, comida en las cocinas del hotel... El problema viene cuando el ser humano saca su naturaleza vil, su ambición por ser más de lo que es en mitad de la desgracia, y fomenta los valores más rastreros que lleva en su ser. Hablo de saquear, de querer lo que no se tiene ni se tendría, de aplastar a los demás y pasar por encima, de inferir el miedo en el otro... Esa es la otra cara de un desastre, la más devastadora para mí, para mi corazón idealista y soñador. Cuando creo que sería el mejor momento de una sociedad, como la cabeña, de unirse y reconstruirse a sí misma desde lo bueno, desde el mejorar entre todos. No es así en muchos casos, pero las linternas que iluminan siempre se verán en la distancia en mitad de la oscuridad. Los hay, quiero tener esa esperanza. Saldrán a flote


La moral y desánimo calan cuando llevas cuatro días comiendo sólo un plato al día, sin leche, ni café, ni darte un buen baño, ni electricidad, con muchas horas de oscuridad, sintiendo la inseguridad de esos degenerados rateros... Es difícil saber que estás a expensas de un rescate, que llevas dos días sin poder avisar a los que te quieren de que estás vivo, que no sabes cómo salir de ahí, que pasen las horas, los días... y mucho sol. Sol intenso, abrasador para bien o para mal. Pero después de más de siete horas haciendo una interminable fila de gente como tú, afectada en tantos sentidos, sales en un avión salvador de regreso a tu confort, a tu hogar, más cerca de los tuyos, de lo que es humanidad.

Ahora es cuando te queda la sensación amarga. ¿Qué puedo hacer desde aquí? ¿Cómo puedo ayudar? Esa tierra, Los Cabos, fue mi hogar por casi dos años, me duele dentro. Y la respuesta no es otra que arrimar el hombro desde aquí. Colaborar con Cruz Roja, pedir la ayuda entre mis conocidos y amigos y ofrecerme siempre, como me han enseñado desde que era niña. 

El huracán pasa, el desastre y la destrucción pasa con los días, y sólo queda en nuestro interior el corazón del ser humano que eso no lo doblega ningún viento de 200 km/h. De las dos caras del desastre, me quedo con ésa. 


miércoles, 10 de septiembre de 2014

París, misterioso y desconocido

A todos (o casi todos) nos enamora la ciudad de la Luz, París. Sus calles, sus bulevares, parques y los márgenes del río Sena inspiraron historias de amor, pasión y miseria a tantos escritores de varios siglos (aún hoy) que encontraron en la capital francesa la cuna de un mundo cultural en ebullición. 

Sin embargo, lo que no es tan conocido es lo que la ciudad esconde tras esta cáscara de luz, belleza y nobleza. Falta sólo rascar un poco. Hace unos días con motivo del tráiler de esta película conocí de la existencia de las Catacumbas. Existen mapas documentados de una enmarañada red de pasajes subterráneos de diferente uso, que inspiran otro tipo de historias, relatos de suspense y miedo. 


El mito del inframundo, de lo oculto bajo la tierra es recurrente desde culturas ancestrales: egipcios, mayas... que cuentan con algo similar a la Catacumba como un lugar de paso al otro mundo -no terrenal- donde los muertos descienden a las sombras. Bueno, no descubro nada con eso (pregunten a Íker Jiménez). Sin embargo, me llama la atención que el ser humano contemporáneo con todo el conocimiento del que dispone siga sintiendo especial atracción, fascinación por el mundo de lo paranormal. ¿O es este concepto de lo paranormal lo hemos definido más recientemente? Creo que para el chamán maya o cualquier otro hechicero, no era paranormal sino de lo más normal y cotidiano en sus hábitos sociales asumir esta otra realidad. 

¿No sentís curiosidad por el tema? ¿Quién no conoce historias de este tipo? Hasta en mi ciudad, Córdoba, existen algunas leyendas de pasadizos subterráneos bajo al centro histórico de la ciudad, o unas catacumbas que existen entorno a la muralla de Cádiz... Con ese halo de misterio, podemos inspirarnos para escribir muchas historias, sólo falta ver quién se anima a hacer este viaje a lo desconocido. 




lunes, 25 de agosto de 2014

Words with Gods - Guillermo Arriaga

En esta edición del Festival de Venecia se estrena la película coral de Guillermo Arriaga con otros 9 realizadores en la que reflexionan sobre Religión. Aprovecho la ocasión para volver a traer la entrevista que mantuve con el director mexicano, guionista de Amores Perros y 21 gramos, donde habla sobre estos grandes temas que mueven al mundo y separan en muchas ocasiones a la humanidad. Arriaga lanza... Flechas a Orion.

Los ojos de un cazador son muy importantes, le permiten distinguir a su presa a metros de distancia en la espesura de un bosque, atisbar con claridad los movimientos del animal e intuir cuál será el siguiente. Anticiparse para apuntar, tensar el arco, disparar con suavidad y lograr su trofeo. Y ocurre lo mismo con un director de cine. Sus ojos son su mejor aliado para fijarse en cada detalle tras la lente de su óptica, inmortalizar el temperamento de sus personajes en gestos, palabras, y así cazar la esencia de una buena historia que transmitir al público.
Ése es Guillermo Arriaga, un verdadero cazador de historias, un escritor y director de mirada profunda, serena y que siempre tiene claro que lo importante es tener algo bueno que contarle al espectador, sin mayores pretensiones. Y con esa clarividencia está tratando de tomarle el “pulso al mundo”, como llama a su proyecto de retratar la sociedad globalizada en cuatro películas segmentadas que versarán sobre temas complejos como religión, sexo, política y sustancias. Ya tiene terminado el primero, Words with Gods, un trabajo en el que ha contado con la participación de ocho directores que han rodado cortometrajes sobre su propia religión, con sus personales miradas. Nombres como Álex de la Iglesia, Emir Kusturica, Warwick Norton, Bahman Ghobadi, Mira Nair… y con la participación de Mario Vargas Llosa.
Pero en ese ir y venir de este director mexicano por el mundo ha tenido tiempo de cazar otra bonita historia ambientada en Río de Janeiro para el proyecto que reúne a varios directores bajo el título Río, eu te amo. Guillermo Arriaga nos cuenta a Gentleman en exclusiva lo apasionado que es de esta megalópolis brasileña y nos habla del proyecto que le tiene completamente satisfecho, de su cara a cara con las religiones y de la necesidad que siente de profundizar en los otros grandes temas. Arriaga ya tiene sus flechas bien dispuestas a hacer diana en lo más hondo de nuestras conciencias.

-        Estamos esperando ver Words with Gods… ¿Cómo nació la idea de hacer una película de religiones desde el prisma de una persona atea como eres tú?
Yo creo que el concepto de religión es importante en la sociedad contemporánea. Creo que era importante abordarlo desde el punto de vista del cine porque rara vez se aborda. A mí me preocupa como hombre contemporáneo, independientemente de mis creencias, que la religión, las creencias sea lo que nos está separando unos de otros, que sea causa de muerte y dolor, cuando se supone que debe ser causa de esperanza, alegría y reencuentro. Yo crecí junto a gente demasiado religiosa - no mi familia-  pero sí en ciertos grupos que se burlan automáticamente del que no es creyente como ellos. A partir de esas agresiones que he tenido pensé que hacer una película de religión sería interesante para encontrar un punto de encuentro.
 
-        Tratándose un tema así, ¿pretendía ser irreverente?
-        No, no, no, al contrario. Quiero ser respetuoso. La religión no es para ser irreverente, en estos momentos no.

-       De hecho, se suele decir que con amigos no hables ni de política ni de religión… ¿no te enseñaron eso?
-        Exacto, por eso, no hay que hablar ni de política, ni de religión, ni de sexo. Peo hay que hablarlo porque aquí está. Antes eran temas más lejanos pero hoy hay que hablarlos y hacer un esfuerzo para entendernos. Quiero que estas películas sirvan para que la gente vea un mundo distinto.

-        ¿Estamos en el momento de sacar una película así?
-        Estamos en un momento para que sea una película que nos una. El 2015 será el año de la tolerancia religiosa según la ONU, entonces creo que es un buen preámbulo para esta discusión. Yo no tengo nada en contra del que piensa distinto a mí y espero que el que piensa distinto a mi no me vea como un enemigo. No soy su adversario. De eso se trata, de crear puentes, no de quemarlos.

-        Parece que nos estamos tomando demasiado en serio la religión y están naciendo muchos más fundamentalismos religiosos…
-        Creo que la religión siempre se ha tomado en serio y debe tomarse en serio pues es la creencia íntima de un ser humano, la creencia por la cual se explica el mundo. Lo que creo es que esa seriedad no debe impedir entender lo que el otro piensa. Creo que esa seriedad debe ser abierta y abrir puentes. No se puede convencer a nadie de que sea de tu religión a la fuerza, por más que lo intenten varios grupos.

-        ¿Ha cambiado tu punto de vista o tu concepción de la religión?
-        En absoluto, no está en mis genes, ni en mi cultura. Nunca me eduqué en la religión, nunca oí sobre ella y eso no cambia. Lo que sí me cambia, me confirma la necesidad de respetarnos los unos a los otros, que es una idea fundamental en esta película. Dios no debe ser un pretexto para el enojo de nadie. Si algo me gusta de este cambio papal, por ejemplo, (porque los otros me parecieron horrorosos) es que el papa Francisco está entendiendo de qué se tratan las cosas. Él mismo dijo: queremos ser el hospital pegado al campo de guerra donde los heridos vengan a ser curados, no a ser juzgados. Esa debe ser la posición de todas las religiones.

-   ¿Cómo ha sido el proceso de contactar a estos ocho grandes directores para que hablaran sobre su propia religión?
-        Lo más interesante del proceso es que invité a directores que admiro, o amigos a los que admiro. Entonces les dije: oye, me encantaría que estuvieras en este proyecto… Pero fue muy difícil coordinar agendas y fue aún más difícil encontrar creyentes. La mayor parte de los cineastas no son creyentes. Yo quería gente que realmente creyera o hubiera una cercanía cultural fuerte con lo que estaban experimentando en sus historias. Hicieron trabajos de verdad muy buenos. Estoy muy contento con el trabajo, las visiones de cada quien son comprometidas… sí se esforzaron por hacer un gran trabajo y eso me tiene muy contento. No hubo un director que simplemente quisiera sacar el trabajo y dijera adiós… ahora sí que como se dice en México “se rompieron la madre”.

-        ¿Les tuviste que dar muchas indicaciones de tu idea del proyecto?
-        Tuvimos un diálogo y discutíamos mucho lo que iban a filmar sobre todo la parte escrita. Hay escritores con los que se puede hablar más que con otros pero siempre hay que ser muy respetuoso, sobre todo con un doble ganador de la Palma de Oro como Emir Kustorica, una ganadora del Óscar como Mira Nair, Álex de la Iglesia, ganador del premio a mejor director en el Festival de Venecia… Todos estos directores son ganadores de algún premio importante, son gente de mucho prestigio. Sin embargo, aún siendo respetuoso, hay que tener muy claro que este es un largometraje que tengo que balancear, y presentar algo con visión de conjunto. En darle unidad narrativa a todo también participó un Premio Nobel como Mario Vargas Llosa. De verdad que estoy muy contento con el trabajo.

-        ¿Alguna de las miradas de los directores le sorprendió especialmente?
-        Todos me sorprendieron sin lugar a dudas. Hubo mucha gente involucrada en este trabajo, fue un esfuerzo gigante. Estoy muy sorprendido con el resultado, hay obras maestras.

-        ¿Se esperaba el rechazo del mundo del cine para incluir esta película en los festivales y los circuitos comerciales?
-        No creo que sea eso. Los festivales tienen sus propias agendas estéticas, políticas y sociales. No creo que sea por la calidad de mi proyecto. Entiendo que es un tema difícil, pero ya encontrará su lugar, su espacio, su difusión. Aún me faltan festivales en los que someterlo a criterio.
-     ¿Piensa que hay hipocresía en el mundo del cine con este tipo de temas?
-        No se trata de ser polémicos, sólo queremos encontrar puntos de unión. Estamos buscando el diálogo entre religiones y por eso lo hicimos lo más respetuoso posible. Creo que no hay ningún segmento que puedas decir que es irrespetuoso con la religión de la que habla.

-        ¿Podemos clasificar este tipo de películas de autor, casi, casi de cine de arte? Para que adornen galerías de museos…
-        No, creo que ese cine va a encontrar su espacio no sólo ahora sino a lo largo de los tiempos. Esa lección me la ha dado el cine. Películas que creíamos que no habían ido bien en taquilla, están descargándose en itunes o DVD. Nunca sabes cuál es el espacio de una película. Ya me ha pasado con películas mías como Los Tres entierros de Melquiades Estrada o Burning Plain si en taquilla no les fue bien, después han sido muy vistas en ésos otros canales.

-    Arriaga sigue creyendo en ése cine, comprometido, de historias con fondo…
-        Yo siempre dije a mis alumnos: nunca trates de ser profundo. Tú cuenta la historia que tengas que contar, punto. No hago esto de la religión con idea de ser profundo, ser profundo o superficial no está en mis manos, sólo quiero establecer un diálogo. Uno tiene que hacer los proyectos que tiene que hacer, son historias que quiero contar. La religión es algo que siempre me han preocupado. Todos los temas que quiero tratar: religión, política, sexo y sustancias.

-        ¿Esos cuatro temas del pulso del mundo tienen algo de lección moral?
-        No me gusta la moral de ningún tipo. He vivido el proceso de ser ateo y ser condenado, y ser juzgado también por no beber ni gota de alcohol. Por eso sustancias es un tema que también me interesa porque soy totalmente abstemio y nunca he necesitado ni un toque de marihuana, ni alcohol, ni cigarros. A mí me gusta el mundo tal cual es y verlo sin ninguna distorsión. Sin embargo, hay quien dice que no puede vivir sin la experiencia de las drogas. En esa cinta hablaremos de todo eso, desde el peyote, los hongos, cocaína, heroína, marihuana, todas las sintéticas... Hay que hablarlo, no se pueden prohibir las drogas, ¡vivamos con eso! Mientras, vamos a ver qué nos ofrece el mundo de las sustancias.

-        ¿Será ese el siguiente proyecto?
-        No, no, el siguiente proyecto es sexo, y aunque lo parezca no es divertido. Se hablará de aborto, pedofilia, trata de blancas, prostitución, fetichismo, virginidad, monogamia… no es tan divertido. El sexo tiene muchas variantes, tiene cantidad de grados. Buscaré otro músico de prestigio, otro curador como Vargas Llosa y tenemos ya nombres firmados, y claro que habrá mujeres dirigiendo, por supuesto. Después viene política y también va ser complicado desde elecciones, a golpe de estado, dictadura, secesión… Es otro tema difícil.

-        Y de estos temas realmente difíciles a otro tema que mueve el mundo, el amor… y sobre todo el amor a una ciudad como Río de Janeiro ¿Guillermo Arriaga ama Río de Janeiro?

-        Sí, Brasil es un país al que voy muy a menudo. La primera vez que fui no tuve una buena experiencia y durante años no quise volver pero ahora estoy enamorado de ese país. Me invitaron a Río para grabar un segmento de esta cinta y no me podían haber invitado a mejor ciudad para filmar porque ésa ciudad sí la amo, amo Río, yo sí amo Río y lo conozco muy bien. Es una ciudad increíble, llena de contradicciones y filmé en una parte de Río de Janeiro que muy rara vez es vista. Yo podría haber filmado ahí diez o veinte historias más en ése mismo lugar y en todo Río de Janeiro.

-        ¿Cómo ha sido el proceso de rodaje en una megalópolis como ésa?

-        Te diré que los brasileños han sido uno de los mejores equipos con los que he podido trabajar. Eran invisibles cuando necesitaba que fueran invisibles, gente que no la sientes pero cuando la necesitas ahí están resolviendo problemas. Eran casi soldados. Además, por primera vez me atreví a rodar íntegramente en portugués, aunque hable como niño chiquito (se ríe).

-        Y tu segmento se llama Texas… ¿qué historia de amor nos cuentas?
-        Uno quiere librarse de las obsesiones y hacer algo que no tenga que ver nada con lo que has hecho antes. Bueno, pues parece ser como un hechizo o algo así porque volví a hablar exactamente de las mismas cosas que en muchas de mis películas: muertos que pesan en el ánimo de los vivos, un accidente de auto… yo decía que quería huir de eso y ahí me tienes otra vez.