lunes, 25 de agosto de 2014

Words with Gods - Guillermo Arriaga

En esta edición del Festival de Venecia se estrena la película coral de Guillermo Arriaga con otros 9 realizadores en la que reflexionan sobre Religión. Aprovecho la ocasión para volver a traer la entrevista que mantuve con el director mexicano, guionista de Amores Perros y 21 gramos, donde habla sobre estos grandes temas que mueven al mundo y separan en muchas ocasiones a la humanidad. Arriaga lanza... Flechas a Orion.

Los ojos de un cazador son muy importantes, le permiten distinguir a su presa a metros de distancia en la espesura de un bosque, atisbar con claridad los movimientos del animal e intuir cuál será el siguiente. Anticiparse para apuntar, tensar el arco, disparar con suavidad y lograr su trofeo. Y ocurre lo mismo con un director de cine. Sus ojos son su mejor aliado para fijarse en cada detalle tras la lente de su óptica, inmortalizar el temperamento de sus personajes en gestos, palabras, y así cazar la esencia de una buena historia que transmitir al público.
Ése es Guillermo Arriaga, un verdadero cazador de historias, un escritor y director de mirada profunda, serena y que siempre tiene claro que lo importante es tener algo bueno que contarle al espectador, sin mayores pretensiones. Y con esa clarividencia está tratando de tomarle el “pulso al mundo”, como llama a su proyecto de retratar la sociedad globalizada en cuatro películas segmentadas que versarán sobre temas complejos como religión, sexo, política y sustancias. Ya tiene terminado el primero, Words with Gods, un trabajo en el que ha contado con la participación de ocho directores que han rodado cortometrajes sobre su propia religión, con sus personales miradas. Nombres como Álex de la Iglesia, Emir Kusturica, Warwick Norton, Bahman Ghobadi, Mira Nair… y con la participación de Mario Vargas Llosa.
Pero en ese ir y venir de este director mexicano por el mundo ha tenido tiempo de cazar otra bonita historia ambientada en Río de Janeiro para el proyecto que reúne a varios directores bajo el título Río, eu te amo. Guillermo Arriaga nos cuenta a Gentleman en exclusiva lo apasionado que es de esta megalópolis brasileña y nos habla del proyecto que le tiene completamente satisfecho, de su cara a cara con las religiones y de la necesidad que siente de profundizar en los otros grandes temas. Arriaga ya tiene sus flechas bien dispuestas a hacer diana en lo más hondo de nuestras conciencias.

-        Estamos esperando ver Words with Gods… ¿Cómo nació la idea de hacer una película de religiones desde el prisma de una persona atea como eres tú?
Yo creo que el concepto de religión es importante en la sociedad contemporánea. Creo que era importante abordarlo desde el punto de vista del cine porque rara vez se aborda. A mí me preocupa como hombre contemporáneo, independientemente de mis creencias, que la religión, las creencias sea lo que nos está separando unos de otros, que sea causa de muerte y dolor, cuando se supone que debe ser causa de esperanza, alegría y reencuentro. Yo crecí junto a gente demasiado religiosa - no mi familia-  pero sí en ciertos grupos que se burlan automáticamente del que no es creyente como ellos. A partir de esas agresiones que he tenido pensé que hacer una película de religión sería interesante para encontrar un punto de encuentro.
 
-        Tratándose un tema así, ¿pretendía ser irreverente?
-        No, no, no, al contrario. Quiero ser respetuoso. La religión no es para ser irreverente, en estos momentos no.

-       De hecho, se suele decir que con amigos no hables ni de política ni de religión… ¿no te enseñaron eso?
-        Exacto, por eso, no hay que hablar ni de política, ni de religión, ni de sexo. Peo hay que hablarlo porque aquí está. Antes eran temas más lejanos pero hoy hay que hablarlos y hacer un esfuerzo para entendernos. Quiero que estas películas sirvan para que la gente vea un mundo distinto.

-        ¿Estamos en el momento de sacar una película así?
-        Estamos en un momento para que sea una película que nos una. El 2015 será el año de la tolerancia religiosa según la ONU, entonces creo que es un buen preámbulo para esta discusión. Yo no tengo nada en contra del que piensa distinto a mí y espero que el que piensa distinto a mi no me vea como un enemigo. No soy su adversario. De eso se trata, de crear puentes, no de quemarlos.

-        Parece que nos estamos tomando demasiado en serio la religión y están naciendo muchos más fundamentalismos religiosos…
-        Creo que la religión siempre se ha tomado en serio y debe tomarse en serio pues es la creencia íntima de un ser humano, la creencia por la cual se explica el mundo. Lo que creo es que esa seriedad no debe impedir entender lo que el otro piensa. Creo que esa seriedad debe ser abierta y abrir puentes. No se puede convencer a nadie de que sea de tu religión a la fuerza, por más que lo intenten varios grupos.

-        ¿Ha cambiado tu punto de vista o tu concepción de la religión?
-        En absoluto, no está en mis genes, ni en mi cultura. Nunca me eduqué en la religión, nunca oí sobre ella y eso no cambia. Lo que sí me cambia, me confirma la necesidad de respetarnos los unos a los otros, que es una idea fundamental en esta película. Dios no debe ser un pretexto para el enojo de nadie. Si algo me gusta de este cambio papal, por ejemplo, (porque los otros me parecieron horrorosos) es que el papa Francisco está entendiendo de qué se tratan las cosas. Él mismo dijo: queremos ser el hospital pegado al campo de guerra donde los heridos vengan a ser curados, no a ser juzgados. Esa debe ser la posición de todas las religiones.

-   ¿Cómo ha sido el proceso de contactar a estos ocho grandes directores para que hablaran sobre su propia religión?
-        Lo más interesante del proceso es que invité a directores que admiro, o amigos a los que admiro. Entonces les dije: oye, me encantaría que estuvieras en este proyecto… Pero fue muy difícil coordinar agendas y fue aún más difícil encontrar creyentes. La mayor parte de los cineastas no son creyentes. Yo quería gente que realmente creyera o hubiera una cercanía cultural fuerte con lo que estaban experimentando en sus historias. Hicieron trabajos de verdad muy buenos. Estoy muy contento con el trabajo, las visiones de cada quien son comprometidas… sí se esforzaron por hacer un gran trabajo y eso me tiene muy contento. No hubo un director que simplemente quisiera sacar el trabajo y dijera adiós… ahora sí que como se dice en México “se rompieron la madre”.

-        ¿Les tuviste que dar muchas indicaciones de tu idea del proyecto?
-        Tuvimos un diálogo y discutíamos mucho lo que iban a filmar sobre todo la parte escrita. Hay escritores con los que se puede hablar más que con otros pero siempre hay que ser muy respetuoso, sobre todo con un doble ganador de la Palma de Oro como Emir Kustorica, una ganadora del Óscar como Mira Nair, Álex de la Iglesia, ganador del premio a mejor director en el Festival de Venecia… Todos estos directores son ganadores de algún premio importante, son gente de mucho prestigio. Sin embargo, aún siendo respetuoso, hay que tener muy claro que este es un largometraje que tengo que balancear, y presentar algo con visión de conjunto. En darle unidad narrativa a todo también participó un Premio Nobel como Mario Vargas Llosa. De verdad que estoy muy contento con el trabajo.

-        ¿Alguna de las miradas de los directores le sorprendió especialmente?
-        Todos me sorprendieron sin lugar a dudas. Hubo mucha gente involucrada en este trabajo, fue un esfuerzo gigante. Estoy muy sorprendido con el resultado, hay obras maestras.

-        ¿Se esperaba el rechazo del mundo del cine para incluir esta película en los festivales y los circuitos comerciales?
-        No creo que sea eso. Los festivales tienen sus propias agendas estéticas, políticas y sociales. No creo que sea por la calidad de mi proyecto. Entiendo que es un tema difícil, pero ya encontrará su lugar, su espacio, su difusión. Aún me faltan festivales en los que someterlo a criterio.
-     ¿Piensa que hay hipocresía en el mundo del cine con este tipo de temas?
-        No se trata de ser polémicos, sólo queremos encontrar puntos de unión. Estamos buscando el diálogo entre religiones y por eso lo hicimos lo más respetuoso posible. Creo que no hay ningún segmento que puedas decir que es irrespetuoso con la religión de la que habla.

-        ¿Podemos clasificar este tipo de películas de autor, casi, casi de cine de arte? Para que adornen galerías de museos…
-        No, creo que ese cine va a encontrar su espacio no sólo ahora sino a lo largo de los tiempos. Esa lección me la ha dado el cine. Películas que creíamos que no habían ido bien en taquilla, están descargándose en itunes o DVD. Nunca sabes cuál es el espacio de una película. Ya me ha pasado con películas mías como Los Tres entierros de Melquiades Estrada o Burning Plain si en taquilla no les fue bien, después han sido muy vistas en ésos otros canales.

-    Arriaga sigue creyendo en ése cine, comprometido, de historias con fondo…
-        Yo siempre dije a mis alumnos: nunca trates de ser profundo. Tú cuenta la historia que tengas que contar, punto. No hago esto de la religión con idea de ser profundo, ser profundo o superficial no está en mis manos, sólo quiero establecer un diálogo. Uno tiene que hacer los proyectos que tiene que hacer, son historias que quiero contar. La religión es algo que siempre me han preocupado. Todos los temas que quiero tratar: religión, política, sexo y sustancias.

-        ¿Esos cuatro temas del pulso del mundo tienen algo de lección moral?
-        No me gusta la moral de ningún tipo. He vivido el proceso de ser ateo y ser condenado, y ser juzgado también por no beber ni gota de alcohol. Por eso sustancias es un tema que también me interesa porque soy totalmente abstemio y nunca he necesitado ni un toque de marihuana, ni alcohol, ni cigarros. A mí me gusta el mundo tal cual es y verlo sin ninguna distorsión. Sin embargo, hay quien dice que no puede vivir sin la experiencia de las drogas. En esa cinta hablaremos de todo eso, desde el peyote, los hongos, cocaína, heroína, marihuana, todas las sintéticas... Hay que hablarlo, no se pueden prohibir las drogas, ¡vivamos con eso! Mientras, vamos a ver qué nos ofrece el mundo de las sustancias.

-        ¿Será ese el siguiente proyecto?
-        No, no, el siguiente proyecto es sexo, y aunque lo parezca no es divertido. Se hablará de aborto, pedofilia, trata de blancas, prostitución, fetichismo, virginidad, monogamia… no es tan divertido. El sexo tiene muchas variantes, tiene cantidad de grados. Buscaré otro músico de prestigio, otro curador como Vargas Llosa y tenemos ya nombres firmados, y claro que habrá mujeres dirigiendo, por supuesto. Después viene política y también va ser complicado desde elecciones, a golpe de estado, dictadura, secesión… Es otro tema difícil.

-        Y de estos temas realmente difíciles a otro tema que mueve el mundo, el amor… y sobre todo el amor a una ciudad como Río de Janeiro ¿Guillermo Arriaga ama Río de Janeiro?

-        Sí, Brasil es un país al que voy muy a menudo. La primera vez que fui no tuve una buena experiencia y durante años no quise volver pero ahora estoy enamorado de ese país. Me invitaron a Río para grabar un segmento de esta cinta y no me podían haber invitado a mejor ciudad para filmar porque ésa ciudad sí la amo, amo Río, yo sí amo Río y lo conozco muy bien. Es una ciudad increíble, llena de contradicciones y filmé en una parte de Río de Janeiro que muy rara vez es vista. Yo podría haber filmado ahí diez o veinte historias más en ése mismo lugar y en todo Río de Janeiro.

-        ¿Cómo ha sido el proceso de rodaje en una megalópolis como ésa?

-        Te diré que los brasileños han sido uno de los mejores equipos con los que he podido trabajar. Eran invisibles cuando necesitaba que fueran invisibles, gente que no la sientes pero cuando la necesitas ahí están resolviendo problemas. Eran casi soldados. Además, por primera vez me atreví a rodar íntegramente en portugués, aunque hable como niño chiquito (se ríe).

-        Y tu segmento se llama Texas… ¿qué historia de amor nos cuentas?
-        Uno quiere librarse de las obsesiones y hacer algo que no tenga que ver nada con lo que has hecho antes. Bueno, pues parece ser como un hechizo o algo así porque volví a hablar exactamente de las mismas cosas que en muchas de mis películas: muertos que pesan en el ánimo de los vivos, un accidente de auto… yo decía que quería huir de eso y ahí me tienes otra vez.




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